sábado, 22 de julio de 2017

 Te tomé por la cintura y ante tu negativa sentí un montón de cuadraditos de colores que se posaban uno a uno en mi garganta y caían hacia abajo cortándome de a poco. Sentí la sangre y los colores  saliendo a borbotones de mi aorta. Sentí la angustia y el miedo de estar sintiendo, de quererte, y de que no me quieras cerca. O pensé que era mi culpa. O serán las drogas.
 Pero esa sensación de cuadraditos cortandome la garganta es casi la misma que siento cuando me angustio y veo ese gran halcón negro en el cielo azul. La misma imagen, tan nítida como si la tuviera frente a mis ojos.
 Solo quería tomarte por la cintura y estar cerca, y sentir tu calor.
 Todo se reduce a esa sensación de calor y reposo en el útero. Todo es volver a esa sensación. Mi vida está llena de momentos en los que busco constantemente el calor humano, o simplemente el calor.
Irónicamente, mi estación favorita es el invierno. Y ahora siento que es, en parte, porque disfruto del calor mucho más que en un día de verano.
 La cama es mi escape y es mi pase al útero. Todo está cálido, sereno, todo a mi alrededor esta apagado. Y en la vida y en mi fantasear con la muerte busco eso, tranquilidad, y cerrar los ojos.

martes, 18 de julio de 2017

 Despertar ya era lo bastante tortuoso como para tener que verse en el espejo. Se veía y veía grasa, sus grandes poros, ojeras. La palidez de su carne y cada pequeño detalle le revolvían el estómago y lo único que quería era regresar a la cama y cubrirse completamente. 
 El espejo era una pesadilla. Eran las miradas de amigos, viejos amores, familiares, los ojos de todos quienes alguna vez habían depositado su semilla para volverla insegura e infeliz. "Estás más gordita".
 La cama era el escape.
 Tomó un largo tiempo volver a sentir amor por ese montón de mierda a la que ella veía como su cuerpo. 
Un día, recostada en la cama, volvió a tocarse, después de muchos meses. Volvió a acariciar sus muslos, esos muslos rellenos que le causaban tanto asco, y su estómago, no tan chato como quisiera, sus senos. Siempre le habían gustado sus senos. Y sintió todo eso, y se acarició con amor.

miércoles, 12 de julio de 2017

 Mi celda está fría y húmeda. Mis pies están sucios. Me siento sucia. Miro a mi alrededor y hay un halo de luz que cae justo a mi lado. Pero no me toca. La luz no me toca y estoy helada. Helada y sola.
 Escucho voces pero no veo a quienes las emiten. Escucho que ríen. Pienso si estarán riéndose de mí, de mi destino desgraciado, si estarán riéndose de mi cuerpo, mi cuerpo enorme, gordo, sucio, helado. Las voces se van y vuelven de a ratos alentándome al suicidio. Las escucho a diario y su punto es más que válido. A veces siento que respiro porque sí y la realidad es otra muy distinta. Por dentro estoy muerta hace tiempo. Me desprecio y me cuestiono constantemente a qué me trajeron al mundo. Si acaso merecía este abandono y esta sensación de bebé no deseado. Soy un bebé no deseado que yace en esta celda esperando la muerte.
 Duermo más de lo que debería porque dormida las cosas duelen menos.

jueves, 6 de julio de 2017

Veo la luz al final del túnel.
Ya no está tan lejos.
El camino es estrecho.
El túnel me aprieta, me corta.
Todo esta cubierto de mierda.
Pero la veo, ya veo la luz.
Y aunque quede un largo tramo,
Por momentos siento ganas de vivir.
Siento que puedo seguir.