miércoles, 25 de febrero de 2015

Madre

Ser madre es estar, acompañar, entender, educar. Ser madre es, a mi entender, sin siquiera serlo, ser un modelo. Intentar darte una mano, que entiendas las cosas, mostrarte el camino en la vida.

Mi madre es una niña. Mi madre es como mi hija. No puedo hablarle, no puedo dialogar. Enferma. Una enferma. Cada palabra que le digo la toma como si la atacara. Cada cosa que le digo es motivo para disgusto. Y así fue como con diecisiete años de vida no tengo madre. Mi madre es un ente, es una persona que está ahi... ocupando espacio. Mi madre es una adolescente eterna... la mezcla entre una vieja sin sentido de existir y una pendeja que cree que no vivió lo suficiente esos años de juventud. Me irrita.

Mamá me irrita y me duele, cada día más. Me duele porque la quise, porque la admiré. Porque de chica la creía una imagen digna de imitarse. Y hoy por hoy es todo lo que nunca quisiera ser en mi vida. Es el ejemplo perfecto de la madre que jamás quisiera igualar. Y la detesto, y la lloro, y me alejo.

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